Aunque nos encontramos con un trabajo gestado a finales de 2006 y editado oficalmente los últimos meses de 2008, es ahora cuando llega a este, nuestro bendito país. Y aún te dan más rabia este tipo de cosas cuando te encuentras con un disco que no merece otro calificativo que no sea el de acojonante. Una sexagenaria fuerza de la naturaleza que responde al nombre de Lady Dottie y unos pimpollos con pinta de macarras que se califican como los diamantes, y que incluyen a dos miembros de Dirty Sweet, han construído uno de esos álbumes destinados a quedarse metidos en la mollera de uno para no salir en mucho tiempo. Si es que lo hace. Resulta que la señora es una cantante de gospel que pasa por haber colaborado con gente del calibre de Buddy Holly, Ray Charles, los Stones, Otis Redding o AC/DC, por citar a algunos de una interminable lista. Y demuestra ¡con este primer disco! lo que ha aprendido de todos ellos. Porque aquí hay soul sudoroso, de ese que se inyecta en vena. Sucia música del alma, rasposa pero encantadora. Combinando sin pudor temas propios con versiones archiconocidas como «Walkin The Dog» o «Wang Dang Doodle». Y no, no inventan nada pero suenan como pocos. Porque el buen hacer y la sabiduría vocal de Dorothy Mae, veradadero nombre de la señora, se combina a la perfección con el muro sonoro de los Diamonds. Parece imposible no ponerse a bailar. Imposible no sentir. Imposible no gozar. Imposible no caer extenuado a su fin. Imposible olvidarlo. Tan simple como eso. Eduardo Izquierdo
Publicado en Ruta 66 nº264 (Octubre 2009)
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